Declaraciones en la Audiencia Nacional y pintadas anónimas amenazando a políticos. Descrito así podría pensarse que se trata de un viaje a la hemeroteca de la política vasca, novelada ahora con maestría en ‘Patria’, de Fernando Aramburu. Pero no es Euskadi. Es Catalunya, una mañana de diciembre del 2016. Hasta aquí las coincidencias. La detención de cinco jóvenes (los últimos ayer mientras se desplazaban en autocar a Madrid para solidarizarse con sus compañeros investigados por la quema de fotos del Rey), sumada a la imagen de diputados de la CUP haciendo lo propio el día anterior en el Parlament ha aumentado la tensión en la ya de por sí agitada política catalana.Cabría pensar que la mayor bronca se ha producido entre el Gobierno central y los partidos independentistas. Error.
Sea por seguir maquillando la ‘operación diálogo’ o para no contribuir a lo que en el PP tildan de un ejemplo de victimismo, el Ejecutivo de Mariano Rajoy, vía delegado en Catalunya, se limitó a informar a la fiscalía de la actuación de los diputados cuperos. La afabilidad, personificada en Soraya Sáenz de Santamaría, ha enervado a la FAES, fundación guardiana de las esencias del aznarismo, que ha afeado a la vicepresidenta que cuestionase (más que tímidamente) la estrategia que el PP mantuvo para denostar el Estatut.
El epicentro de la polémica independentista vuelve a tener como protagonistas a los Mossos. Su papel enfrenta a la CUP con la antigua Convergència mientras ERC asume un discreto papel secundario limitándose a dar la razón a ambos. Pese a la virulencia de algunas declaraciones públicas y la insistencia de la CUP en pedir la dimisión del ‘conseller’ de Interior, Jordi Jané, en el Govern se da por hecho que los presupuestos no peligran. Ahora bien, el debate de las enmiendas puede ser más bronco o menos también en función de los decibelios del momento. El pronóstico es que el voltaje no disminuirá. Aquí van los próximos episodios (más los imprevistos que se sumen). Esta semana también se conocerán los escritos de defensa de Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau, imputados por la celebración de la consulta del 9-N. Mientras, en el Congreso se someterá a votación la petición de Francesc Homs para que se cree una comisión de trabajo que estudie la posibilidad de convocar una consulta que permita desencallar el conflicto abierto con Catalunya. La propuesta no prosperará porque PP, PSOE y Ciudadanos votarán en contra. ¿Y ERC? Se abstendrá. En una extraña alianza, el mayor apoyo que tendrá Homs será Podemos. Cosas de la política.
Habrá que estar atentos a los próximos movimientos de los ‘comuns’. A más de uno llamó la atención la foto de Xavier Domènech con Anna Gabriel ayer a las puertas de la Audiencia Nacional en defensa de la libertad de expresión. También estarán en la que, a buen seguro, será una de las imágenes de la semana, y del año: Carme Forcadell entrando en la sede del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya. Será este viernes y se espera una movilización de apoyo comparable a la que logró Mas en octubre del 2015 cuando declaró ante el mismo tribunal.
Los magistrados del Tribunal Constitucional tienen desde este miércoles encima de la mesa la resolución aprobada en octubre para fijar la hoja de ruta para la celebración del referéndum. Es previsible la suspensión y también la tempestad que desencadenará y que culminará con la cumbre que Carles Puigdemont ha convocado para el 23 de diciembre. A falta de conocer el orden del día (aún no se ha comunicado a los participantes) se apunta que será otra foto para reclamar a PP y PSOE que se avengan a negociar la consulta. Y así la cuerda se irá tensionando hasta que los catalanes, de uno u otro modo, voten.
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