El brote surgido en un mercado de abastos ha empujado a Pekín al estado de alarma después de casi dos meses de calma. Son ya 79 casos, después de los 36 comunicados esta mañana del lunes, todos vinculados de una forma u otra a la lonja de Xinfadi. Pekín ha reaccionado con el libreto al uso: tests masivos, encierros y despidos fulminantes
El discurso oficial subraya la gravedad. Sun Chunlan, viceprimera ministra, ha ordenado “medidas firmes y decisivas” contra un brote con un potencial de propagación “muy alto” por el altísimo número de trabajadores y visitantes del mercado. Xu Hejian, portavoz del consistorio, revelaba que la capital “ha entrado en un periodo extraordinario”. En los últimos días ya se había aludido a una “emergencia de tiempos de guerra”. Late la urgencia de controlar las infecciones antes de que cristalicen en la segunda ola que atemoriza a población y Gobierno tras los esfuerzos ímprobos que había costado echar al coronavirus del país.
Esta mañana se han conocido los primeros purgados. Son Zhang Yuelin, director general Xinfadi, y Wang Hua y Zhou Yuqing, altos cargos del distrito de Fengtai, donde se levanta esa gigantesca lonja de más de un centenar de hectáreas. Cada día salen de ahí 1.500 toneladas de pescado, 18.000 toneladas de verduras y 20.000 toneladas de fruta hacia restaurantes y supermercados de Pekín y de provincias septentrionales como Hebei, Shandong, Shanxi y Liaoning. El brote ya ha desbordado las fronteras capitalinas: en Liaoning se han registrado dos casos, tres en Hebei y uno en Sichuan, en la otra punta del país.
El primer detectado
El brote fue detectado la semana pasada con el diagnóstico de una mujer que ni había llegado del extranjero ni había estado en contacto con viajeros. La lista se amplió rápidamente a siete contagiados, todos relacionados con Xinfadi, y los inmediatos y masivos tests han descubierto a decenas de asintomáticos. Las autoridades ya clausuraron y acordonaron el mercado Xinfadi, ordenaron que las decenas de miles de personas que lo habían pisado en las dos últimas semanas guardasen cuarentena domiciliaria y forzaron el encierro de los vecinos de una docena de complejos inmobiliarios de las cercanías. Las autoridades de Haidian, el distrito universitario del norte de la ciudad, han replicado hoy las medidas tras detectar contagios en el mercado de Yuquandong.
Pekín ofrece estos días las mismas escenas de Wuhan cuando el mes pasado emergieron seis positivos y se ordenaron tests masivos. Los vecinos forman largas filas frente al centenar de casetas para recolectar muestras diseminadas por la capital y que tienen capacidad para concluir 90.000 pruebas diarias. Las autoridades también han ordenado la concienzuda desinfección de 252 mercados e instruido a los hospitales para que testen a cualquier paciente con fiebre. Los acontecimientos deportivos han sido cancelados, instalaciones turísticas como el Templo del Lama han sido cerradas de nuevo y se ha retrasado la reapertura de guarderías y colegios.
Salmón bajo sospecha
Las investigaciones siguen buscando el foco de la infección. De las casi 80.000 muestras tomadas del mercado, 59 estaban contaminadas. Todo apunta a unas tablas de cortar salmón importado pero se desconoce cómo llegó el virus hasta ahí. El origen europeo de la cepa que ha revelado la secuencia genética permite dos teorías: la primera apunta a que el producto llegó contaminado de Europa tras resistir el virus gracias a las bajas temperaturas de los contenedores refrigerados. Los expertos señalan que es improbable que el patógeno pueda sobrevivir durante un largo periodo de tiempo en objetos pero no lo descartan al completo. La segunda, más académica, contempla que el patógeno se extendiera a través de un trabajador asintomático en el mercado.
China también ha informado hoy de una decena de contagios importados de viajeros. Cuatro llegaron de Egipto y dos de India, Rusia y Pakistán. Pekín ya contemplaba que la tímida reapertura de los vuelos aumentaba el riesgo pero esos contagios son manejables por los tests rigurosos a los que se someten todos los llegados y la forzosa cuarentena de dos semanas. Inquieta más el brote local, del que se desconoce aún su magnitud y extensión.
Tambiénen Japón han saltado las alarmas. Las autoridades han vuelto a alertar de una posible segunda ola de contagios en Tokio, la capital del país, tras registrar otros 48 casos de coronavirus en el último día, el mayor aumento constatado desde principios de mayo.
La cifra ha superado así los 47 nuevos infectados registrados el domingo en relación con un foco de infección vinculado a los bares y clubes nocturnos de la ciudad, según informaciones de la agencia de noticias Kiodo. Los últimos datos han hecho saltar todas las alarmas ante el temor a que Japón se enfrente a un fuerte repunte de los casos a nivel nacional tras levantar el estado de emergencia, lo que ha permitido a la mayoría de comercios reanudar sus actividades.
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