Los castells, una actividad de la cultura popular, de ocio, entretenimiento y participación sin ánimo de lucro, han entrado de lleno en una espiral de profesionalización. No en el estricto sentido económico de la palabra, pero sí en la forma de hacer de los profesionales, con más días de ensayo, más intensivos y más seguros, y una estructura de funcionamiento que recuerda más a una empresa que a una entidad social. Los resultados son evidentes porque desde que la Unesco los reconoció en el 2010 como patrimonio inmaterial de la humanidad casi se ha duplicado el número de ‘colles’, que han pasado de 56 a 100.
“Las críticas de hace unos años por el incremento de los ensayos se han convertido en un elogio generalizado”, explica Toni Bach, ‘cap de colla’ de los Castellers de Vilafranca. La entidad que empezó a tirar del carro de aumentar el número de ensayos hace 22 años y se ha convertido en la ‘colla’ más laureada de las dos últimas décadas, ve ahora recompensada su osadía con el reconocimiento incluso de los que entonces estaban más anclados en el pasado. También existen expertos que alertan sobre el riesgo de exprimir demasiado a los ‘castellers’ y provocar un rechazo a largo plazo.
En los últimos años, además de los Castellers de Vilafranca, la mayoría de las grandes agrupaciones han pasado de ensayar un día y medio (el viernes y otro día a medio gas) a la semana a hacerlo tres días. El resultado es que en las plazas se están viendo ‘castells’ cada vez más altos y de mayor dificultad.
La temporada 2015 se cerró con más de 10.000 ‘castells’ y, entre ellos, 107 de los llamados de gama extra, con los Castellers de Vilafranca, los Minyons de Terrassa y la Colla Vella Xiquets de Valls como grandes triunfadores. Las construcciones de diez pisos coparon buena parte del protagonismo ya que se descargaron cinco ‘tres de deu amb folre i manilles’, cuando hasta agosto del 2013, fecha en que lo descargaron por primera vez los Castellers de Vilafranca, solo se había completado en dos ocasiones. Los de Terrassa también abrieron otra página histórica al descargar por primera vez el ‘quatre de deu amb folre i manilles’.
No todas las entidades son capaces de reunir en los ensayos a más de un centenar de ‘castellers’, de ahí la dificultad también para fijar un tercer día de ensayo. La tendencia es realizar dos días y medio, dos a todo ritmo y otro para complementar algunos aspectos puntuales.
Pero más importante incluso que el número de días de ensayo, es la calidad y tecnificación de los mismos. En la hora y media o dos que suele durar un entrenamiento, entre las ‘colles’ capaces de realizar castillos de ocho pisos y los básicos de nueve, que están un paso por debajo de la élite, hacen entre 15 y 20 pruebas de ‘castells’ en una sesión, cerca del doble de las que hacían hace solo unos años, cuando además el encuentro era mucho más distendido.
“Hasta hace poco hacíamos 11 o 12 pruebas en un ensayo, pero ahora hacemos 15 o 17”, confirma Albert Canaldas, un veterano de 39 años, titular indiscutible en el tronco de los Xiquets de Reus. “Los ensayos son básicos para progresar y para mantener la forma física, pero también hay que tener en cuenta que no todo es músculo, que la técnica es muy importante”, describe este ‘casteller’. “Ahora se acelera todo más y se trabaja el doble que antes”, aclara otro especialista.
El incremento de días de ensayo ha permitido a algunas de las ‘colles’ más potentes del calendario acortar las distancias que en los últimos años habían puesto de por medio los Castellers de Vilafranca. Ante este panorama, los ‘Verds’ de Vilafranca se han propuesto esta temporada dar otra vuelta de tuerca. Desde el primer día todos sus integrantes están convocados para ensayar tres días a la semana (lunes, miércoles y viernes), cuando hasta el año pasado empezaban de forma progresiva y según las especialidades de cada uno.
Para que esta instensidad de los ensayos no estrese a los ‘castellers’, Bach considera que la información es básica. “Hay que programar muy bien la temporada para no quemar a la gente”, aclara el ‘cap de colla’ de los Castellers de Vilafranca, que también puntualiza de que “no se trata de profesionalización, sino de mejorar” la actividad. “No inventamos nada porque no se trata de hacer entrenamientos espartanos, sino de utilizar los avances que ya tienen contrastados otras disciplinas”, insiste.
En Valls, las dos ‘colles’ de los Xiquets están teniendo dinámicas y resultados diferentes en los últimos años. Este viernes se han vuelto a medir en el escenario de la plaza del Blat. La Vella se mantiene entre la élite y está recogiendo los frutos de la intensificación de los ensayos que impuso su cap de colla, Manel Urbano, hace seis años. Antes ensayábamos, ahora entrenamos”, constata Xavi Pons en la revista ‘Castells’, un histórico ‘casteller’ de la Vella.
Sus vecinos de la Colla Joves Xiquets de Valls pasaron de hacer un ensayo fuerte los viernes y dos de niños el martes y el miércoles hasta el 2013 a hacer dos ensayos generales y uno de niños. “Nos ha ido muy bien pero para nosotros es impensable plantear en estos momentos un tercer día de ensayo general”, informa el ‘casteller’ Carles Heredia. “En primer lugar porque no vendría suficiente gente, pero también porque corremos el riesgo de quemar a la gente”, aclara.
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