Si Donald Trump pretendía desviar momentáneamente la atención de sus problemas políticos en Washington lo ha conseguido con creces. En un vuelco sustancial a la política de los últimos años en el conflicto sirio, el presidente de Estados Unidos ha dado carta blanca a Turquía para que intervenga militarmente en Siria contra los kurdos, el principal aliado que su país ha tenido en el combate contra el Estado Islámico. Las tropas estadounidenses han empezado a retirarse de sus posiciones cercanas a la frontera turca en el noreste de Siria, horas después de que Trump hablara por teléfono con su homólogo Recep Tayyip Erdogan. La desbandada norteamericana llega poco después de que Ankara reafirmara su intención de atacar a las milicias kurdas. “Es cuestión de horas. De hoy o mañana”, dijo Erdogan el sábado.
La decisión de la Casa Blanca ha levantado ampollas en Washington, donde se considera un gesto de enorme deslealtad hacia el único aliado fiable y duradero que EEUU ha tenido en el conflicto sirio, las milicias kurdas del YPG (Unidades de Protección Popular), que controlan casi un tercio del país. La espantada sugiere además que Trump está dispuesto a desvincularse totalmente de Siria, una circunstancia que le privaría de una silla en la mesa en una eventual negociación para decidir el futuro político del país. En el Pentágono también preocupa que la posible marcha de los 2.000 soldados que EEUU tiene en Siria permita al Estado Islámico reagruparse o liberar a los cientos de prisioneros que tiene en la región.
Volver al caos
“Esta decisión impulsiva del presidente profundiza el caos en la región y revierte todo lo que hemos conseguido”, ha dicho el senador republicano, Lindsey Graham. “Irán debe estar celebrándolo y si yo fuera un combatiente del ISIS, sentiría que me acaban de conceder una segunda vida”. Las críticas han llegado de todo el espectro político, en un ‘déjà vu’ de lo que sucedió en diciembre, cuando Trump anunció por sorpresa su intención de retirar a todas las tropas de Siria. El plan no llegó a materializarse, después de que el secretario de Defensa, James Mattis, y el representante para la coalición contra el Estado Islámico (EI), Brett McGurk, dimitieran en señal de protesta. “Los kurdos fueron esenciales en nuestra victoria contra el EI en Siria. Dejar que mueran es un gran error”, ha dicho Nikki Haley, la exembajadora de EEUU ante la ONU.
Pero Trump no parece nada preocupado por la suerte de los kurdos o el golpe a la posición geoestratégica de su país en Oriente Próximo. “Los kurdos lucharon con nosotros, pero les pagamos sumas masivas de dinero y equipamiento para que lo hicieran”, ha dicho en una mañana de verborrea incontenible en Twitter. “He mantenido este combate durante casi tres años, pero es hora de abandonar estas ridículas guerras infinitas, muchas de ellas tribales, y repatriar a nuestros soldados”. Ya durante la campaña del 2016, Trump se comprometió a retirar a las tropas de Siria o Afganistán, dos misiones que parece empeñado en completar antes de las elecciones del 2020.
Zona de seguridad
Y todo indica que está dispuesto a sacrificar a los siriokurdos en el altar de sus promesas electorales, al despejar el camino para que Erdogan lance su tercera operación contras las milicias del YPG en Siria, a las que considera un grupo terrorista vinculado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán. Con su inminente intervención, Ankara aspira a establecer una “zona de seguridad” en la frontera, una franja de 30 kilómetros de anchura en territorio sirio que pasaría a estar controlada por el Ejército turco. Erdogan mataría así dos pájaros de un tiro porque pretende enviar allí a unos dos millones de los 3,6 millones de refugiados sirios que hay en Turquía. La gran mayoría de esos refugiados son árabes, lo que le serviría para alterar seriamente la demografía de la zona, habitada mayoritariamente por la población kurda de Siria.
Los kurdos ya han dicho que es “una traición” y que están listos para defenderse, pero Erdogan tiene vía libre de la Casa Blanca para hacer y deshacer a su antojo. Poco después de la llamada del domingo, los portavoces de Trump anunciaron que “las Fuerzas Armadas de EEUU no apoyarán ni se involucrarán en la operación” turca en el norte de Siria. No está claro que más transpiró en esa conversación porque Trump dijo más tarde: “Si Turquía hace algo que, en mi enorme e incomparable sabiduría, considero fuera de los límites permisibles, destruiré y borraré completamente la economía turca”.
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