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Imputados por torturas cuatro agentes de los Mossos de la comisaría de Tarragona

Un juzgado de El Vendrell investiga a cuatro agentes de los Mossos d’Esquadra de la comisaría de Tarragona, imputados por delitos de tortura y contra la integridad moral de un confidente. Los policías están acusados de vejar y amenazar a un hombre para sonsacarle información sobre el robo que dos mossos (un hombre y una mujer que eran pareja) habían sufrido en su domicilio particular. Durante ese allanamiento, los ladrones sustrajeron el arma reglamentaria de uno de los policías y las placas identificativas de ambos.
El inicio de la instrucción de este caso se remonta al 2010, cuando la víctima -el hombre presuntamente torturado para que facilitara información sobre el robo de la pistola y las credenciales- denunció los hechos. En el 2015, y gracias a un informe de la Divisió d’Afers Interns (DAI) al que ha tenido acceso este diario, el magistrado del juzgado de instrucción número 4 pudo identificar e imputar a todos los policías implicados tras reconstruir minuciosamente lo que sucedió la noche del 21 de julio del 2010, alrededor de un mes después del robo en la vivienda de los dos agentes.
Según el auto judicial, el denunciante era un confidente y dos agentes -un hombre y una mujer- le conminaron a acompañarle con el argumento de que el juez quería verle inmediatamente. Le dijeron que eran de estupefacientes y le llevaron en un turismo Opel Corsa al puerto de Torredembarra. Al cabo de poco tiempo acudió otro coche, un Suzuki, con dos agentes más.
Una vez allí, en un lugar apartado, tres de ellos comenzaron a acosarlo avisándole de que mandaban ellos, de que le acusarían de narcotraficante y de que contara enseguida dónde estaba el arma porque estaban dispuestos a arruinarle la vida si no lo hacía. Uno de ellos, “de forma sorpresiva”, llegó a golpearle “el interior de las rodillas”. Una acción que hizo que el hombre cayera al suelo, momento en el que se le rompieron las costuras del pantalón. Tras derribarlo, dos mossos le encañonaron con sus pistolas para que hablara. Un tercero también le amenazó y el cuarto, a pesar de que el denunciante imploraba y afirmaba llorando que no sabía nada, se mantuvo al margen y no hizo nada por ayudarle.
Esta situación duró una hora, durante la cual se intercalaron los espacios en los que los tres mossos hablaban entre ellos y los que volvían a la carga y lo amedrentaban. Llegaron a decirle también que si hablaba y les ayudaba a recuperar la pistola y las credenciales sustraídas, entre todos le harían la vida más fácil y le quitarían multas que tuviera impagadas. Por toda respuesta, el hombre insistió en que no sabía nada y en que, de saberlo, lo habría dicho. Finalmente, los cuatro policías se marcharon y a él le dejaron solo. Días después, presentó una denuncia por todo lo ocurrido.
El juez escuchó su declaración y consideró que esta era “persistente y coherente”. Por eso en agosto del 2010 requirió información a los Mossos para aclarar si se había producido algún incidente con el denunciante en el puerto y para identificara a los agentes que estuvieran involucrados. La respuesta del cuerpo fue que no constaba ningún incidente. El juez volvió a reclamar en septiembre más información. Esta vez sobre el robo en casa de los policías que habría motivado la hipotética tortura y de nuevo la policía catalana respondió que tampoco constaba ese allanamiento.
El magistrado terminó decretando el archivo de esta causa incoada a raíz de la denuncia de la víctima. Pero esta presentó un recurso para reabrirlo. La Audiencia de Tarragona lo estimó y se reabrió la instrucción. En febrero del 2015, el juez ordenó una rueda de reconocimiento por la que desfilaron 13 policías. El denunciante identificó a uno de los agentes. El juez cerró la instrucción en abril del 2015 imputando a este agente los delitos de torturas y contra la integridad moral.
Sin embargo, los Mossos d’Esquadra habían abierto en febrero del 2015 una información reservada. Esta investigación iniciada de oficio por asuntos internos permitió identificar e imputar a los otros tres agentes que habrían participado en las supuestas torturas contra el confidente la noche del 21 de julio. También halló pruebas de que los agentes investigados estuvieron en el puerto de Torredembarra y encontró la denuncia presentada por el robo en el domicilio de la pareja de mossos. Ambas cosas habían sido negadas al juez en el 2010. En estos momentos, la instrucción judicial está pendiente de resolver el recurso presentado por la defensa de los cuatro policías.
El periodico

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