El espíritu de la Revolución de Terciopelo se siente en las calles de Praga. Miles de checos han protagonizado una protesta masiva este domingo para exigir la dimisión del primer ministro Andrej Babis. Los organizadoras afirman que 250.000 personas han formado parte de la mayor muestra de descontento público desde las manifestaciones multitudinaris en 1989 que acelararon la caída del comunismo en el país.
La jornada del domingo es la culminación de un conjunto de marchas durante las últimas semanas contra Babis, a quién se le investiga por supuesto fraude y conflicto de intereses, delitos que el mandatario ha negado. La policía acusó al empresario billonario convertido en político, al más puro estilo Trump, de fraude por hacer uso de un subsidio de la Unión Europea hace una década para construir un hotel y un centro de conferencias a las afueras de Praga.
El nombramiento de un nuevo ministro de Justicia después del anuncio policial ha sacado a los chechos a la calle sospechosos de que Babis intentara influir en el procedimiento. El actual primer ministro niega ambas acusaciones.
“Nuestro país tiene muchísimos problemas y nuestro gobierno no está solucionando ninguno”, ha dicho el estudiante Mikulas Minar, de 26 años, organizador del grupo civil ‘Un Millón de Momentos para la Democracia’ que ha organizado las marchas. “No los está solucionando porque la única preocupación del primer ministro es cómo deshacerse de sus problemas personales“.
“¡Dimita!”
“Es inaceptable que nuestro primer ministro sea una persona bajo investigación criminal“, ha afirmado en el escenario frente a la multitud. Pese a que los organizadores aseguran que más de 250.000 personas de alrededor del país se han movilizado hasta Praga, la policía se ha negado a dar una cifra estimada.
Los manifestantes llevaban carteles en los que se leía “¡Dimita!”, “Hemos tenido suficiente” y “No renunciaremos a la democracia” mientras otros ondeaban banderas checas y de la Unión Europea. También había muchas familias con criaturas que habían venido desde distintos puntos del país en una protesta pacífica como todas las más recientes contra Babis y su primer ministro. Los organizadores han reconocido que ningún político había sido invitado a dirigirse a la multitud.
Filip Rubas vivió las protestas de 1989 contra el régimen comunista y este domingo no ha dudo en venir desde Brno, la segunda ciudad más grande del país, a 200 kilómetros de Praga, para recordar a los políticos su responsabilidad con el pueblo. “Hay que recordar a nuestros líderes que ellos no son los dueños del país, que no están por encima de la ley y que aún existen personas preocupadas a las que no se les ha lavado el cerebro la propaganda de odio“, ha afirmado con contundencia.
Sin consecuencias políticas
Babis, de 64 años, sufrió otro revés por la publicación de los resultados preliminares filtrados de una auditoría realizada por la Comisión Europea. La institución comunitaria determinó que el actual primer ministro checho se encuentra en conflicto de intereses como beneficiario de fondos fiduciarios a los que había transferido sus empresas químicas, agrícolas, mediáticas y alimenticias, valoradas en 3.700 millones de dólares por Forbes.
El mandatario insiste que la auditoría, pese a afirmar que las compañías del fondo fiduciario no deberían ser elegibles para los subsidios de desarrollo de la UE, está equivocada. También afirma que esto se probará en las conclusiones definitivas, que se esperan para finales de este año o principios del 2020.
Tras reconocer el derecho de su ciudadanía a protestar, Babis se ha negado firmemente a renunciar. Su movimiento populista ANO 2011 sigue siendo el partido más popular aunque su apoyo ha disminuido ligeramente en los últimos meses. Pero el billonario cuenta con suficiente respaldo en el Parlamento, donde es probable que fracase el voto de no confianza convocado para la próxima semana.
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