La unión de fuerzas políticas muy diversas logró este domingo evitar en una ajustada votación el ascenso por primera vez de la extrema derecha alemana a una alcaldía. El candidato de la conservadora Unión Cristiana Demócrata (CDU), Octavian Ursu, se impuso finalmente por un estrecho margen al obtener el 55,1% de los votos frente al 44,9% que logró la extremista Alternativa por Alemania (Afd) en Görlitz, al este de Alemania. El candidato de Afd, Sebastian Wippel, había ganado en mayo con cierta holgura la primera vuelta. El resto de fuerzas políticas retiraron a sus candidatos para favorecer el triunfo del segundo partido con más posibilidades, en unas elecciones locales, pero cargadas de significado para todo el país.
La cita se ha vivido con especial expectación en Alemania ante la posibilidad de que la extrema derecha se hiciera con su primera alcaldía en un país que se creía vacunado por la historia de tentaciones extremistas. Afd entró por primera vez en el Parlamento tras las generales de 2017, cuando logró un 12,6% de los votos. Desde entonces, sufre un cierto estancamiento en el ámbito nacional —obtuvo 11% en las europeas—, pero en el este de Alemania, su bastión, sigue contando con un fuerte apoyo. Los ultras han sabido capitalizar el descontento de muchos habitantes del este, que consideran que se les sigue considerando ciudadanos de segunda y que siguen sin estar representados en pie de igualdad en la política, las universidades y las grandes instituciones del país. En Görlitz , junto a la frontera con Polonia, a los votantes les preocupa además la criminalidad transfronteriza que el candidato de Afd, un policía que promete atajarla.
Görlitz es una bonita ciudad de 56.000 habitantes, muy restaurada que ha servido de escenario para películas como Hotel Budapest o Malditos Bastardos y que por eso también se la conoce como Görliwood. Decenas de prominentes actores y productores de Hollywood han hecho campaña en estas municipales con una carta abierta a los habitantes de Görlitz en la que les pidieron que votaran en contra “del odio, la hostilidad y la exclusión”.
Las recomendaciones a votar en una u otra dirección corrieron sin embargo el riesgo de surtir el efecto contrario entre una población alérgica desde los años del socialismo a que le digan lo que tiene que hacer y sobre todo votar. Para Afd y para muchos vecinos, el llamamiento de los famosos supone una intromisión inaceptable. “Es una injerencia. Yo no me pronuncio sobre las elecciones locales de Beverly Hills”, protestaba el candidato favorito, Wippel esta semana en conversación con este diario. La intrusión de los cineastas ha dado pie a una dinámica a estas alturas ya clásica en las elecciones a las que concurren populistas de derechas. Afd ha enmarcado estas elecciones como una contienda entre el establishment y la voluntad del pueblo legítimo.
En la primera vuelta se impuso con claridad el candidato de la extrema derecha con un 36,4% de los votos frente al 30,3% que obtuvo Octavian Ursu, el aspirante de la conservadora CDU de la canciller Angela Merkel. El tercer lugar fue para la candidata de Los Verdes, Franziska Schubert, que obtuvo un 27,9% y que decidió no presentarse en la segunda vuelta para evitar la fragmentación de los votos contrarios a la extrema derecha. Die Linke, el partido de la izquierda, que obtuvo en la primera vuelta el 5,5% de los votos, también optó por no presentarse este domingo. La formación había animado a “todo el mundo a ignorar las sensibilidades personales y las diferencias políticas para lograr lo más importante: evitar tener un alcalde Afd”.
La seguridad como tema de campaña
Wippel, de 36 años y perteneciente al ala menos radical del partido, ha hecho una campaña en la que la seguridad ha sido uno de los temas fuertes en una región afectada por la criminalidad transfronteriza y conocida por ser un punto de tráfico de estupefacientes. “La seguridad en esta ciudad fronteriza es un gran tema. Nuestra ciudad ha cambiado con la migración y el cambio no ha estado exento de conflicto. Las mujeres temen por su seguridad cuando salen a la calle”, interpretaba Wippel por teléfono.
Las elecciones de Görlitz son solo un anticipo del terremoto político previsto para después del verano. A principios de septiembre, el Estado de Sajonia, en el que se encuentra Görlitz celebrará elecciones regionales junto a Brandeburgo, también en el Este. Las encuestas vaticinan avances de Afd en sendos bastiones, lo que complicaría la gobernabilidad e incrementará previsiblemente la presión sobre el resto de fuerzas políticas para quebrar el cordón sanitario que rige en la política alemana.
El jefe de Gobierno de Sajonia, Michael Kretschmer, de la conservadora CDU había advertido de las posibles consecuencias de una victoria de Afd en Görlitz. “Mucha gente subestima el radicalismo de Afd”, ha dicho el político al Thüringer Allgemeine, para enseguida descartar cualquier tipo de cooperación política. “¿Cómo podríamos cooperar con un partido cuyas posiciones son totalmente opuestas a las nuestras”, añadió.
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