Es un invitado indeseado y encima llega en el peor momento. El Reino Unido recibe este lunes a Donald Trump en plena tormenta política. El mandato de Theresa May ha terminado y el gobierno anda volcado en la batalla por la sucesión. La visita de Estado de tres días es cuando menos una distracción, con el peligro añadido de que, una vez más, el presidente estadounidense interfiera en los asuntos internos británicos.
Trump ha dejado en el aire si durante su estancia se reunirá con sus dos “amigos”, Nigel Farage y Boris Johnson. “Quizás” fue la respuesta a los periodistas. “Ambos son buenos tipos, gente interesante”. En su previa visita, el pasado mes de julio, delante de May, alabó a Johnson que acababa de renunciar como ministro de Exteriores. “Es un tipo con verdadero talento” y “puede ser un gran ministro”, dijo Trump. A May la criticó por la manera “tan mala”, como ha llevado las negociaciones del ‘brexit’, sin seguir los consejos que él le dio. Ambos tienen prevista una conferencia de prensa conjunta. Un mal trago para May.
Honores limitados
El viaje arrancará con el gran ceremonial que la monarquía británica dispensa a los mandatarios en visita de Estado, aunque en el caso de Trump los honores serán más limitados. No pernoctará como es lo habitual en el palacio de Buckingham. La explicación oficial es que están de obras y por tanto se alojará en Winfield House, la residencia del embajador estadounidense.
Tampoco se dirigirá al Parlamento, como hicieran sus predecesores, Barack Obama, Bill Clinton y Ronald Reagan. Es el Portavoz de la Cámara de los Comunes, John Bercow, quien tiene la potestad para decidir y su respuesta ha sido “no”. El desplante lo han secundado el líder laborista, Jeremy Corbyn y el de los liberales demócratas, Vince Cable.
Ambos han declinado la asistencia al banquete oficial, que Isabel II ofrecerá el lunes a Trump. Y que nadie espere verle en carroza junto a la soberna por las calles de Londres. El tradicional desfile se ha suspendido por medidas de seguridad.
Rechazo popular
Las protestas previstas en la calle son la pesadilla de las fuerzas de seguridad. La más importante ha sido convocada para el martes en Trafalgar Square, por el grupo ‘Stop Trump’. “Rechazamos su política que incita a la división, el fanatismo, el odio y la codicia. Queremos dejar claro al gobierno británico que no está bien el aceptar como si fuera normal la agenda de Trump”.
Más de la mitad de los londinenses (54%) se opone a la visita y sólo el 24% la aprueba, según un sondeo de YouGov para la Universidad de Queen Mary.
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