Emmanuel Macron asumió el riesgo de plantear las elecciones europeas como una batalla entre progresistas y nacionalistas, empleándose a fondo en la campaña para que La República en Marcha (LREM) venciera a la ultraderechista Reagrupación Nacional (RN, antiguo Frente Nacional). El presidente francés ha perdido esa apuesta por un estrecho margen.
Según los resultados definitivos del Ministerio del Interior, la formación de Marine Le Pen ha sido la fuerza más votada en Francia con el 23,43% de los votos, aunque por debajo del 24,8% que logró en 2014, lo que indica que no ha ampliado su base electoral. La República en Marcha, formación que no existía hace cinco años, obtiene el 22,31%.
Los resultados consolidan la recomposición del tablero político francés surgido de las presidenciales del 2017, dominadas por el duelo entre Macron y Le Pen. Las europeas invierten los términos, pero el pulso entre las dos formaciones se mantiene, igual que desaparece la tradicional división izquierda/derecha.
La sorpresa la ha dado Europa Ecología-Los Verdes, al arrancar la tercera plaza, con un 13,4%, por delante de los conservadores de Los Republicanos, que encajan un duro golpe, con un 8,4%, su peor resultado en unas europeas. La izquierda concurría profundamente dividida a unos comicios que confirman el declive del Partido Socialista, que entrará por los pelos en el nuevo Parlamento de Estrasburgo con un 6% de los sufragios, justo por detrás de La Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon, con un 6,3%.
Macron, adalid de un ambicioso programa para transformar Europa, recibe su primer correctivo en las urnas pero mantiene su suelo electoral. El escenario que se abre ahora no es el ideal, aunque en el Elíseo el mensaje es que el resultado es honroso.
Este era el primer test electoral de Macron desde que llegó al poder y del resultado de este domingo dependía el margen de maniobra del que dispondrá durante el resto de su mandato tras el desgaste sufrido por el largo conflicto de los ‘chalecos amarillos’.
En los últimos días se había especulado con una amplia remodelación gubernamental e incluso un eventual cambio de primer ministro. Sin embargo Edouard Philippe dejó claro este domingo que seguirá “al pie del cañón” y que el Gobierno no cambiará su política. Eso sí, ha lanzado su primer guiño a los ecologistas.
Disolver la Asamblea Nacional
Por su parte, Marine Le Pen había puesto su energía en rentabilizar el auge de los extremismos en el viejo continente, aparcando las veleidades de salir de la Unión Europea o abandonar la moneda única. Para ella era vital superar al partido presidencial para legitimar su liderazgo interno tras el fracaso en las presidenciales y poner el punto de mira en la cita del 2022.
De ahí que su principal mensaje haya sido animar a los electores a usar su papeleta como un voto de sanción a Macron y que nada más conocer los primeros resultados haya pedido la disolución de la Asamblea Nacional “teniendo en cuenta la reprobación democrática que ha sufrido el poder”.
“Le corresponde al presidente de la República sacar las consecuencias. No habrá más opción que disolver la Asamblea Nacional”, exclamó ante sus militantes. Pero la sanción al presidente no ha sido tan severa y parece poco probable que Macron dé marcha atrás en sus políticas teniendo en cuenta que la oposición está hecha trizas.
Unos 47 millones de franceses estaban llamados a las urnas para elegir a 79 eurodiputados (5 de ellos sólo se sentarán en sus escaños una vez que el Reino Unido abandone la Unión Europea) entre una cifra récord de 34 candidaturas. A pesar de que se auguraba una alta abstención, la participación fue del 50,7%, nueve puntos más que en 2014.
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