El domingo, los alemanes se juegan mucho. Las elecciones europeas coinciden con las de Bremen, un land con un potencial explosivo para el futuro de la socialdemocracia, y con las municipales en varios puntos del país. Estas son, además, las primeras elecciones desde que Angela Merkel dejara en octubre la presidencia de la CDU, el partido con más votos, según las encuestas. El auge de los Verdes y un renovado interés de los alemanes por la cita europea son otras de las claves de esta traca electoral, que marcará el tono político de los próximos meses en el país y el futuro de la gran coalición que lo gobierna.
Estas elecciones supondrán además el estreno de Annegret Kramp-Karrenbauer en el ámbito nacional. La posible sucesora de Merkel como canciller medirá su popularidad indirectamente en las urnas por primera vez como jefa de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Kramp-Karrenbauer ha recorrido el país, tratando de remontar unas encuestas que no acaban de despegar, mientras Merkel apenas se ha dejado ver en una campaña en la que ha cedido el protagonismo a su delfina.
El resultado de estas elecciones puede impactar en el calendario de sucesión en la cancillería, según pronostican los analistas. La CDU celebrará una cumbre extraordinaria poco después, esperada con expectación en los círculos políticos y periodísticos, donde las especulaciones en torno a una posible retirada anticipada de Merkel se disparan. La canciller, sin embargo, reitera que su intención es permanecer al frente del Gobierno hasta el final de la legislatura, en 2021.
La gran coalición entre conservadores (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD) que dirige el país se enfrenta, además, a una prueba de fuego. El SPD está muy pendiente de los resultados de las europeas, pero sobre todo de lo que suceda en Bremen. Esta ciudad-Estado del norte de Alemania y bastión del SPD, vota también el 26 de mayo a su Gobierno regional. Allí, los socialdemócratas gobiernan desde la Segunda Guerra Mundial y un batacazo electoral podría resultar demoledor para un partido en horas bajas.
Los socialdemócratas comparten Ejecutivo ahora en Bremen con Los Verdes, que son precisamente la gran causa de sus temores. La fuga de votantes al partido ecologista podría acabar de inclinar la balanza a favor del centro-derecha (CDU), hasta ahora en la oposición.
El SPD ha dado en los últimos meses un giro a la izquierda tras la debacle de las generales de 2017 y se encuentra todavía sumido en pleno proceso de renovación. La búsqueda de una nueva identidad en la izquierda ha sido bienvenido por los electores, pero no ha bastado para remontar. “Estando en un Gobierno de coalición en Berlín, los electores saben que una cosa es lo que digamos y otra lo que podamos conseguir debido a nuestro socio de coalición. Es un problema de credibilidad”, se lamenta Timon Gremmels, diputado socialdemócrata. Por eso, aunque Bremen no sea un gran Estado, sí puede convertirse en el detonante que mueva los cimientos de una gran coalición, que ya nació inestable, y que puede verse amenazada tras las citas electorales.
“Todos estamos esperando a ver qué pasa en estas elecciones”, explica Gremmels, que teme que un resultado del SPD por debajo del 20% —las encuestas les otorgan en torno al 17%— reabra el debate sobre la permanencia en la coalición de Gobierno con los conservadores, e incluso sobre el liderazgo de Andrea Nahles dentro del propio partido.
Partidos pequeños
Las encuestas vaticinan que los partidos del Ejecutivo sufrirán una considerable caída en estas europeas —casi 18 puntos menos—, comparadas con las de hace cinco años. Ese descenso contrasta con el crecimiento de partidos más pequeños como Los Verdes y Alternativa para Alemania (AfD), la extrema derecha.
A diferencia de lo que sucede en países como Italia, los ultras alemanes parecen, de momento, haber tocado techo, con un voto pronosticado en torno al 12%, según los sondeos. Una campaña en la que coquetearon con la idea del Dexit –una potencial salida de Alemania, Deutschland de la UE- en un país fervientemente proeuropeo parece haber mermado sus apoyos, de acertar las encuestas. En Afd sin embargo, tienen la vista puesta en el otoño, cuando se celebrarán elecciones regionales en el Este del país, su bastión, y donde se esperan muy buenos resultados para el nacionalismo populista. “Las elecciones en el este tendrán un impacto decisivo en todo el país”, vaticinas fuentes de Afd.
Los Verdes se sitúan en segundo puesto después del centro-derecho, desplazando a la socialdemocracia, en un país en el que la principal preocupación ciudadana ha pasado a ser el medioambiente y el clima. Le siguen los temas sociales y de seguridad. En cuarto lugar aparece la inmigración.
Lo que sí está claro es que tras las elecciones habrá un cambio de cartera en el Gobierno de coalición, que podría dar pie a una remodelación mayor. La candidata a las europeas del SPD es la ministra de Justicia Katarina Barley, que tras los comicios se trasladará a Bruselas. Su salida podría ser solo una más en un Gobierno en el que convive también una ministra de Familia y Juventud acusada de plagio y un ministro de Economía bastante contestado.
Todos estos movimientos y sobre todo el carácter decisivo de estas europeas, en las que los partidos tradicionales se enfrentan a la eurofobia populista, han despertado el interés de muchos votantes alemanes. Un sondeo de Infratest Dimap para la cadena ARD indica que el 63% de los encuestados dice estar muy interesado en las europeas, lo que supone una subida respecto a la misma encuesta hace cinco años (41%).
Peter Matuschek, de la casa de sondeos Forsa, explica, sin embargo, que “todavía hay un abismo respecto a las generales en las que sigue habiendo mucho más interés”. Indica que apenas el 28% de los encuestados sabe quién es Manfred Weber, el candidato conservador alemán y aspirante a presidir la Comisión Europea. Y explica que los datos que manejan indican que en los Estados donde se celebrarán también municipales el domingo, el interés por los comicios locales supera con creces al de las europeas. Pero matiza que eso no tiene nada que ver con el apoyo al proyecto europeo, robusto y estable en los últimos años en este país. Un estudio de la Fundación Bertelsmann ponía cifras a una evidencia de la que muchos alemanes son conscientes: Alemania es el país de la UE que más se beneficia del mercado interior. Hasta 1.046 euros por año y ciudadano.
Daniela Braun, profesora de ciencia política de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich asegura que “los partidos no tienen incentivos para competir en temas europeos”. “Al final, saben que ganarán más votos si hacen una campaña de corte nacional”, continúa. Y explica que lo mismo ocurrió con las europeas durante la crisis del euro. “Hay mucho en juego, pero los ciudadanos no acaban de ser conscientes de lo que se juegan”.