Cuatro meses después de los atentados de París y cuando no habían transcurrido ni cuatro días de la detención del fugitivo más buscado tras aquel ataque múltiple, Salah Abdeslam, el terrorismo yihadista vuelve a golpear con fuerza en Europa. Al menos 34 muertos y más de 200 heridos son las cifras que arroja el último balance provisional, resultado de dos ataques coordinados, que han sembrado este martes el caos y el pánico en Bruselas. “Lo que nos temíamos ha ocurrido”, admitía el primer ministro de Bélgica, Charles Michel, que ha decretado tres días de luto nacional. La barbarie lleva sello del Estado Islámico, que en un comunicado ha reivindicado la autoría. Cuatro españoles han resultado heridos de escasa gravedad.
El baño de sangre comenzaba poco antes de las 8 de la mañana en el aeropuerto de Zaventem, situado a unos 20 kilómetros del centro de la capital belga. Dos explosiones seguidas destrozaban el hall de la terminal de salidas, al que se accede sin control de seguridad alguno, y con ellas la vida de 14 personas. La primera deflagración se producía entre la cafetería Starbucks y los mostradores de facturación de la compañía Brussels Airlines y la segunda cerca de los de American Airlines. Inmediatamente se hundía el techo y estallaban los cristales.
El balance provisional: al menos 14 muertos y 92 heridos, muchos de ellos en estado grave. Según testigos presentes, una persona habría gritado palabras en árabe antes de escucharse una gran explosión. “Hemos oído tiros, un señor que ha hablado en árabe y luego una explosión enorme. La gente empezó a correr. Dos señores mayores han venido hacia mí y les he ayudado”, relataba un joven a las puertas de un aeropuerto que era inmediatamente bloqueado y evacuado. La policía belga ha confirmado que dos de los terroristas del aeropuerto eran suicidas y un tercero está en busca y captura buscado tras huir. Una cámara del aeropuerto los grabó antes de las explosiones
Las autoridades belgas activaban inmediatamente el plan antiterrorista y ordenaban a los servicios de emergencias -sanitarios, bomberos y policía- dirigirse hasta el aeródromo. Cientos de pasajeros eran evacuados a la pista del mismo aeropuerto así como a un hotel cercano. En ese momento, se producía el segundo golpe. Eran las 9.11 de la mañana y una tercera explosión se producía en la estación de metro Maalbeek, en pleno barrio europeo, y a apenas unos cientos de metros de la sede de la Comisión Europea y del Consejo Europeo. Una línea de metro que a esas horas utiliza mucha gente para llegar a las oficinas que inundan la zona.
La explosión se producía en el segundo vagón que quedaba completamente destrozado. El balance todavía más sangriento, al menos 20 muertos según el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, y 106 heridos, 17 de ellos en estado muy grave. Cifras que sitúan de momento el número de víctimas hasta los 34 fallecidos y más de 200 heridos aunque la fiscalía federal ha declinado precisar el número más allá de que es “muy elevado”.
Dos ataques coordinados y que se atribuyó, según la agencia de noticias Amaq, por el Estado Islámico (EI), lo que confirma la capacidad que siguen teniendo las redes yihadistas de atentar en el corazón de Europa pese a la presión policial y las numerosas detenciones realizadas tras los atentados de París del pasado 13 de noviembre, en los que murieron 130 personas.
ESTADO ISLÁMICO ANUNCIA MÁS ATENTADOS
“Combatientes del Estado Islámico han perpetrado una serie de ataques con cinturones y artefactos explosivos contra el aeropuerto y una céntrica estación de metro de la capital belga, Bruselas”, señala el comunicado del EI. En una segunda nota, difundida en árabe y francés por la organización, se alerta además de que a “los estados cruzados” les esperan “días oscuros” y que el futuro será “más duro y amargo”. Pese a esta reivindicación, según el fiscal general de Bélgica “todavía debe verificarse formalmente” la autoría y por el momento “no es posible establecer un vínculo con los atentados de París”, explicaba durante una comparecencia.
Según el gobernador de la provincia del Brabante flamenco, Lodewijk De Witte, los terroristas habrían introducido tres bombas en el aeropuerto de Bruselas, aunque una de ellas no habría explotado. El fiscal federal belga, Frederic van Leeuw, por su parte, ha confirmado que dos de los suspuestos terroristas habrían muerto en el ataque suicida del aeropuerto y que estarían buscando activamente a un tercero cuya fotografía ya han difundido públicamente.
La investigación puesta en marcha por la policía técnica y científica ha continuado durante todo este martes en la escena de los dos atentados. En paralelo, la policía federal lanzaba nuevas redadas en diversos lugares del país en busca de posibles cómplices. Entre ellos una en el barrio de Schaerbeek donde, según los medios de comunicación belgas, habrían encontrado un artefacto explosivo, productos químicos y una bandera del Estado Islámico.
EXPLOSIONES CONTROLADAS
Durante la negra jornada, los artifieros del Ejército han explosionado varios paquetes sospechosos y no se descarta nuevas explosiones controladas. Tras el ataque, que ha paralizado de nuevo la ciudad, el centro de crisis elevaba el nivel de alerta en toda Bélgica hasta el 4, el máximo, debido a que sigue existiendo “una amenaza” real de atentado y es necesario “permanecer vigilante”. De ahí también que se haya reforzado el despliegue policial y militar en las calles y enviado a casa, como medida de precaución, al personal no necesario en las centrales nucleares de Tihange y Doel.
“Para nosotros hay un antes y un después”, ha reconocido el primer ministro belga, Charles Michel, sobre una jornada que el presidente de Flandes, Bart de Wever, ha calificado ya como “el día más negro desde la segunda guerra mundial”. También el rey Felipe de Bélgica ha querido lanzar un mensaje al pueblo belga. “Frente a la amenaza seguiremos respondiendo juntos con firmeza, pero con calma y dignidad”, aseguraba en un mensaje televisado a todo el país.
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