Xi Jinping ha asegurado que la inversión de su país en el continente “no viene con condiciones políticas”.
Perdón de deuda a algunos de los países en peor situación. Más importaciones de sus productos. Y financiación fresca: 60.000 millones de dólares (unos 51.700 millones de euros), una suma igual a la que Pekín ya había ofrecido hace tres años en la cumbre precedente. El presidente chino, Xi Jinping, ha querido atajar las críticas sobre la creciente influencia de su país en África con el anuncio de un generoso conjunto de ayudas, este lunes en su discurso de inauguración del Foro de Cooperación China-África (Focac).
África, que mantiene un intercambio comercial de 170.000 millones de dólares con la segunda potencia económica y que acoge a cerca de 10.000 empresas chinas, según la consultora McKinsey, es el continente emblemático de la creciente huella de Pekín en el mundo. China ha cultivado con esmero su relación de cooperación para el desarrollo, sus lazos militares, la construcción de infraestructuras (carreteras, líneas de tren, puertos) y la creación de parques industriales. Su primera base militar en el exterior se ha instalado en el pequeño Yibuti, en el Cuerno de África. Desde el 2000 ha concedido créditos por valor de 136.000 millones de dólares.
Su política hacia la región es una suerte de banco de pruebas para su ambiciosa Nueva Ruta de la Seda, el plan de infraestructuras con el que quiere mejorar su acceso a los mercados del mundo y aumentar su influencia, sus logros en África servirán, a ojos de Pekín, para demostrar que su modelo de cooperación tiene éxito.
El foro, que se celebra cada tres años, es el gran escaparate en el que Pekín exhibe este modelo. Tradicionalmente, ha servido de marco para que China haga espectaculares anuncios de financiación generosa a un continente al que Europa y Estados Unidos han prestado menos atención.
Este año, el foro, que reúne a los líderes de 53 países africanos, llegaba en medio de acusaciones contra la política china de créditos a otros Estados, que según las denuncias algunos países tendrían problemas para devolver y podría ponerles en riesgo incluso de ver su soberanía reducida. El primer ministro malasio, Mahathir Mohamed, había advertido contra “una nueva forma de colonialismo” antes de cancelar proyectos chinos de infraestructura por 22.000 millones de dólares en su país.
Xi quiso responder a esas críticas. Su país, anunció, eximirá a las naciones africanas más pobres y endeudadas ─no especificó exactamente cuáles serían─ de devolver una serie de créditos sin intereses que vencían este año.
La estadounidense China Africa Research Initiative considera que la deuda china constituye un factor de riesgo en tres países del continente: Yibuti, Congo y Zambia.
Como en la cumbre de Johannesburgo de 2015, anunció un nuevo paquete de financiación. Los 60.000 millones de dólares se sumarán a los que prometió en la ciudad sudafricana y que China ya ha comenzado a desembolsar.
“La inversión de China en África no viene con condiciones políticas, y no interferiremos en la política interna de los países ni exigiremos demandas que la gente piense que son difíciles de cumplir”, aseguró el jefe de Estado en su discurso de inauguración del foro de dos días.
Los nuevos fondos prometidos, insistió Xi, se dedicarán a la construcción de infraestructuras muy necesarias para el desarrollo del continente. Previamente, en un discurso ante empresarios chinos y africanos, había subrayado que las inversiones no debían destinarse a “proyectos superfluos”, para “reducir el riesgo de las inversiones”.
El flamante compromiso de financiación incluye 20.000 millones en líneas de crédito y 10.000 millones para un fondo especial para el desarrollo. Otros 15.000 millones vendrán en forma de ayuda gratuita y préstamos sin intereses. Y 5.000 millones se destinarán a financiar importaciones de productos del continente que no sean recursos naturales.
Además, Pekín alentará a las compañías chinas a invertir al menos 10.000 millones de dólares en los próximos tres años. Según el presidente chino, parte del objetivo de su país es ayudar a África a aumentar sus ventas al exterior. China, asegura, no busca mantener un superávit en una relación comercial que el año pasado creció un 14%.
“La cooperación China-África debe proporcionar a los respectivos pueblos beneficios tangibles y logros que puedan verse y notarse”, insistió el presidente chino. En su discurso ante los empresarios, había instado a los hombres de negocios de su país a “hacer más por formar a los empleados y mejorar las vidas de los residentes locales, y poner más énfasis en el medioambiente”.
La ayuda no se limitará al ámbito económico o comercial. Xi, que este verano presidió el primer foro de cooperación de seguridad con los países africanos, también prometió ayuda para la defensa: “Aportaremos ayuda militar a la Unión Africana, apoyaremos a los países de la región del Sahel y los golfos de Adén y Guinea para que mantengan la seguridad y combatan el terrorismo en esas áreas”.
El jefe de Estado chino tuvo en la ceremonia de inauguración del foro a un aliado en el líder ruandés, Paul Kagame, también presidente de turno de la Unión Africana. “El compromiso de China en África ha supuesto una profunda transformación internamente, y también para la posición global de nuestro continente”, subrayó Kagame, citado por la agencia Efe.
En términos similares se manifestó su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa, que rebatió enérgicamente las acusaciones contra la política de inversiones china en la región. “Esta cumbre rechaza la opinión según la cual se está instalando un neocolonialismo en África, como algunos nos quieren hacer creer”, sostuvo.
Aunque Ramaphosa también se lamentó de desequilibrios en la relación comercial. “Muy a menudo, África exporta materias primas a China, mientras que China nos vende productos acabados… Esto limita el potencial y la capacidad de producción de África, así como la creación de empleo en el continente”, declaró el presidente sudafricano, citado por la agencia Afp.
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