En el informe para el Consejo de Derecho Humanos de las Naciones Unidas, publicado el 1ro. de junio de este año, se comienza cuantificando que en Estados Unidos hay, en estos momentos, más de 40 millones de personas en situación de pobreza, de los cuales 18,5 millones viven bajo el umbral de la pobreza extrema.
Ressy Finley, de 41 años, estaba ocupada esterilizando el balde blanco que usa para bañarse en su tienda en la que ha vivido durante más de una década.
Ella mantiene su sala de estar, una masa de colchones y mantas gastadas y algunas posesiones variopintas, lo más limpio que puede en una batalla perdida contra ratas y cucarachas. Ella también soporta olas de chinches, y tiene grandes verdugones en su hombro para probarlo.
Ella no recibe ingresos formales, y lo que gana reciclando botellas y latas no es suficiente para pagar el alquiler promedio de 1 400 dólares al mes por una habitación pequeña. Un amigo le trae su comida cada dos días, el resto del tiempo depende de misiones cercanas.
Esta historia fue una de las que publicara el diario The Guardian, al participar en una gira por Estados Unidos junto al relator de Naciones Unidas sobre extrema pobreza y derechos humanos, Philip Alston, quien evaluaba este fenómeno social en «la nación más rica del mundo».
En el informe para el Consejo de Derecho Humanos de las Naciones Unidas, publicado el 1ro. de junio de este año, Alston comienza cuantificando que en Estados Unidos hay, en estos momentos, más de 40 millones de personas en situación de pobreza, de los cuales 18,5 millones viven bajo el umbral de la pobreza extrema, víctimas de las condiciones de exclusión, inequidad y baja movilidad social que impera en ese país.
Las tasas de mortalidad infantil en EE. UU. siguen siendo las más altas en el mundo desarrollado. Las enfermedades tropicales desatendidas, incluyendo el Zika, son cada vez más comunes en esa nación. Se estima que unos 12 millones de norteamericanos viven con una infección parasítica desatendida.
En términos de acceso al agua potable y saneamiento, EE. UU. ocupa el puesto 36 en el mundo y según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), está en el escalón 35 de 37, en términos de pobreza y desigualdad, según ese informe.
Las cifras son alarmantes, pero su sistema, ese del «sálvese quien pueda», no es capaz de generar mecanismos que promuevan una mayor equidad y justicia social.
«Los ricos son industriosos, emprendedores, patrióticos y los impulsores del éxito económico. Los pobres son derrochadores, perdedores y estafadores.
Como consecuencia, el dinero que se invierte en bienestar social es dinero tirado a la basura», dice Richard Canán en su artículo La pobreza en Estados Unidos.
Bajo esta línea de exclusión resaltan los más de 13 millones de niños que viven permanentemente en condiciones de pobreza o los más de 500 000 indigentes que viven en las calles, principalmente en New York, Los Ángeles y San Francisco.
«Un niño que nace en la pobreza no tiene casi ninguna posibilidad de salir de ella en los Estados Unidos de hoy», ha aseverado Alston.
Asimismo, se conoce que en el país más rico del mundo hay 553 000 personas sin hogar, según el último censo del Departamento de Vivienda, publicado a principios de diciembre por la OCDE.
En el problema de los sin techo, en concreto, Alston considera que las cifras oficiales son inferiores a las reales. El relator critica la criminalización de la pobreza debido a arrestos por delitos menores de personas que viven en la calle.
La pobreza extrema y la desigualdad de EE. UU. son el resultado de las políticas acumuladas durante varios años, pero están a punto de empeorar bajo las propuestas respaldadas por la administración de Trump, para reformar los impuestos y recortar los programas de bienestar y asistencia médica.
Las políticas fiscales impulsadas por el nefasto presidente Trump, los recortes presupuestarios y la reforma del sistema sanitario, aumentarán enormemente los ya altos niveles de desigualdad en la distribución de la riqueza y los ingresos entre el 1 % más rico y el 50 % más pobre de los norteamericanos.
El «sueño americano» parece hecho a la medida de quienes tienen y pueden, los que mandan. La noción de democracia y plenas libertades se tornan en una construcción mediática, una farsa muy bien montada para mantener engañados a sus ciudadanos y embaucar a los ilusos.
Los ingenuos no se percatan que allí, en el país más poderoso del mundo, también existe la atrofiada pirámide, en cuya cúspide hay solo unos pocos, mientras que en la base sobreviven millones de personas. Para ellos el sistema solo deja entrar a cuenta gotas.
¿Será que el sueño americano se está convirtiendo rápidamente en el espejismo americano? Estados Unidos, uno de los países más ricos del mundo y la «tierra de la oportunidad», se está convirtiendo en el campeón de la desigualdad.
LA DISTRIBUCIÓN DESIGUAL DE LA POBREZA EN ESTADOS UNIDOS:
– Las familias afroestadounidenses que están en la pobreza (22 %) son el doble que las familias blancas.
– 19 % de las familias hispanas están en situación de pobreza.
– Las mujeres (14 %) tienen más probabilidades de estar en la pobreza que los hombres (11 %).
– Las tasas de pobreza van del 11 al 14 % en las grandes regiones del noreste, sudeste, centro-oeste y oeste del país.
– Muchos condados, principalmente en el sudeste y sudoeste, tienen tasas de pobreza de más del 25 %.
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