El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no se atrevió a llevarle la contraria a su interlocutor, el presidente ruso, Vladímir Putin, e incluso mostró más confianza en su homólogo que en sus propios servicios de seguridad durante la rueda de prensa conjunta con la que concluyó la primera cumbre propiamente dicha entre los dos dirigentes este lunes en Helsinki. No hubo comunicado final ni compromisos claros para el futuro, ni discusión sobre las divergencias ni análisis o referencia a las causas por las que las relaciones bilaterales se han deteriorado. Los líderes valoraron positivamente su cita como el inicio de un proceso de normalización, que está por concretar, lanzaron algunas ideas de cooperación, en parte repetidas, y estuvieron de acuerdo en ayudar a Israel a mantener su seguridad y en cooperar y mantener la comunicación entre sus militares en Siria. Las incógnitas sobre el futuro siguen siendo las mismas o incluso más que antes de la esperada cita de los dos dirigentes.
En su rueda de prensa en el palacio presidencial de Helsinki, Trump no tuvo los reflejos para pronunciarse sobre la anexión rusa de Crimea, que en 2014 marcó el punto de inflexión del deterioro de las relaciones entre Rusia y Occidente. Putin contestó por él a una pregunta sobre el tema. “Trump habla de la ilegalidad de la incorporación de Crimea a Rusia. Nosotros tenemos otro punto de vista. Hubo un referéndum de acuerdo con la ONU. Es una cuestión cerrada”, dijo.
Refiriéndose al deterioro de las relaciones, Trump manifestó que los dos países son responsables de ello y que la cumbre presidencial debería haberse producido mucho antes, porque ambos Estados tienen muchas cosas que hacer conjuntamente, entre ellas impedir la proliferación nuclear. En varias ocasiones, el líder estadounidense se refirió al tema del armamento nuclear y repitió que Rusia y EE UU poseen el 90% de los arsenales nucleares existentes en el mundo y que ésta es una poderosa razón para el diálogo entre los dos países.”Continuaremos reuniéndonos en el futuro”, dijo.
El mandatario de EE UU pareció incluso tomar partido por Putin en contra de los servicios de seguridad de su país al afirmar que su homólogo ruso “había negado rotundamente una injerencia semejante” en las elecciones que le dieron el triunfo frente a Hillary Clinton, la candidata demócrata, en noviembre de 2016. Trump calificó de “desastre” la investigación llevada a cabo por el fiscal Robert Mueller sobre esa injerencia. Más aún, se quejó de que la investigación “ha tenido consecuencias negativas sobre las relaciones de las dos primeras potencias nucleares del mundo”. “Hicimos una campaña [electoral] extraordinaria y es la razón por la que soy presidente”, sentenció.
Putin le echó una mano. “He tenido que repetir lo que ya he dicho varias veces: el Gobierno ruso no se ha inmiscuido jamás ni tiene intención de inmiscuirse en los asuntos internos de EE UU, incluido el proceso electoral”, dijo y calificó de “absurda” la idea de que Rusia hubiera participado en una conspiración durante la campaña. Refiriéndose a la eventual existencia de material comprometedor contra Trump en Moscú, Putin exclamó: “Aparten de sus cabezas esas majaderías”.
En vísperas de la cumbre de Helsinki, 12 agentes de los servicios de seguridad rusos han sido acusados de piratear los ordenadores del Partido Demócrata. Putin fue más lejos y le propuso a Trump que, en el marco de un acuerdo de cooperación entre servicios secretos rusos y norteamericanos que data de 1999, haga una solicitud para que los implicados sean interrogados en Rusia en presencia de fiscales estadounidenses. La contrapartida que pidió es que EE UU permita a su vez a los fiscales rusos interrogar en su país a personas buscadas por la justicia rusa como Bill Browder, el directivo estadounidense de la empresa Hermitage Capital, al que Rusia ha acusado de irregularidades financieras. Según Putin, Browder entregó 400 millones de dólares a la campaña de Hillary Clinton y algunos funcionarios de seguridad estadounidenses podían haber acompañado el traslado del dinero. Trump calificó la oferta de Putin de “increíble”.
Putin hizo varias propuestas de cooperación, por ejemplo en la regulación de los mercados energéticos, del petróleo y del gas de esquisto. “Podríamos trabajar de manera constructiva para regular los mercados internacionales, porque no estamos interesados en una baja extrema del precio”, dijo. También quiso tranquilizar a Trump, que se había mostrado preocupado por el cese del tránsito del gas ruso por Ucrania. “He asegurado al señor presidente que Rusia está dispuesta a mantener ese tránsito”, señaló. “Estamos dispuestos a prolongar el contrato de tránsito que expira el año próximo si el contencioso entre las partes comerciales (Gazprom y Naftogaz Ukraina) es regulado por la Corte de Arbitraje de Estocolmo”, manifestó. Los dos consorcios llevan años litigando ante el tribunal sueco sobre temas como los precios del tránsito. Trump no repitió en la rueda de prensa sus argumentos en contra del gasoducto Nord Stream 2, que entrará en funcionamiento en 2019 y aumentará el tránsito de gas ruso directamente a Alemania por el fondo del Báltico, pero dijo que Putin es “un buen competidor” y aseguró que “competirían en el capítulo energético. Antes, el líder republicano había criticado a la canciller alemana Angela Merkel por incrementar su dependencia de los combustibles rusos.
Putin reconoció que había deseado que Trump fuera presidente de EE UU porque este político estaba por la “normalización” de las relaciones ruso-estadounidenses, pero a la hora de hablar de confianza fue más distante. “No se puede confiar en nadie. ¿De dónde saca que él [Trump] confía en mí y yo en él? Tenemos nuestros intereses y los defendemos”, exclamó en respuesta a un periodista. La seguridad de Israel fue un tema en el que Trump y Putin coincidieron. Tras afirmar que no hay ningún país que esté más cerca de Israel que EE UU, Trump manifestó que “Putin también ayuda a Israel” y agregó que “crear seguridad a Israel es algo que los dos queremos y podemos hacer algo para ayudar a la gente de Siria”. El líder ruso dijo haber comentado la víspera con el presidente francés, Emmanuel Macron, una iniciativa humanitaria para ayudar al regreso de los refugiados sirios y añadió que eso podría “hacer disminuir sustancialmente la emigración a Europa”.
Los dirigentes coincidieron en que su cita había servido para poner en marcha un proceso destinado a restablecer la cooperación tanto en lo que se refiere a las relaciones bilaterales como en la escena internacional. Putin calificó el diálogo con su colega de “abierto y franco, exitoso y útil” y Trump, a su vez, de “profundo, abierto y productivo”. Por primera vez, el líder ruso llevó en un viaje al extranjero su nueva limusina de fabricación rusa que usó brevemente por primera vez en mayo al tomar posesión de su cargo. A Finlandia, además del nuevo vehículo presidencial, los rusos trasladaron varios autobuses de la serie Kortezhe, destinados a sustituir los vehículos oficiales de fabricación extranjera por coches producidos en Rusia.
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