La fiebre de la «marihuana medicinal» que se ha legalizado en 23 estados norteamericanos y la «prosperidad» de esa industria, coinciden con lo que a finales del 2016, un informe de la oficina del Cirujano General de la Nación calificaba como una «crisis» de adicciones en Estados Unidos.
Una investigación del Instituto de altos estudios de Seguridad y Justicia y del Observatorio Francés de Drogas y Toxicomanía (OFDT), que analizó el impacto de la legalización de la marihuana en estados norteamericanos, publicada en octubre del 2017, indicó que en EE.UU., esa medida contribuyó a aumentar el consumo de esta droga, sobre todo entre usuarios mayores de 25 años y provocó «un alza importante de casos de hospitalización vinculados a presuntas intoxicaciones por cannabis».
Recientemente, el diario The Miami Herald reveló que a un año y medio de que una enmienda en la constitución del estado de la Florida legalizara la denominada marihuana medicinal, «la industria está por fin dando señales de prosperidad». Informó el periódico que unos 91 000 floridanos están comprando semanalmente 56 libras de marihuana con recetas que emiten 1 400 médicos autorizados.
De acuerdo con la información, cuando se legalizó el uso medicinal de la marihuana en ese estado en el 2016, los comerciantes de la sustancia pronosticaron que medio millón de usuarios se inscribirían rápidamente, y los hechos les están dando la razón, pues cada vez se abren más dispensarios y los clientes llegan por miles. El departamento estadual especializado dijo que se están inscribiendo nuevos usuarios a un ritmo de 5 400 semanales y para «viabilizar el proceso» se ha reducido a dos semanas el tiempo para cumplir los trámites.
Al respecto, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), de la ONU, ha alertado que la mayor disponibilidad de marihuana, sumado a las políticas y las iniciativas legislativas de reglamentación del uso del cannabis, con fines médicos en algunos Estados y con fines no médicos en otros, «han reducido la percepción del riesgo asociado al consumo de cannabis».
La JIFE, el órgano encargado de velar por el cumplimiento de los tratados internacionales en materia de drogas, ha llamado a frenar el avance de la marihuana legal, con críticas a los gobiernos que aprobaron leyes en ese sentido.
Desde su informe del pasado año alertó sobre los incumplimientos de pactos internacionales por parte de los estados que permitieron legalizar el uso de la marihuana. «Esas legislaciones son contrarias a los tratados internacionales» (Convención Única sobre Estupefacientes de 1961 enmendada por el Protocolo de 1972), consignó el organismo. Añadió que «las tasas de uso indebido [de drogas] pueden aumentar, especialmente entre los jóvenes, porque las medidas de legalización pueden influir en la manera de percibir los daños, en el sentido de que menos personas considerarán que el cannabis es perjudicial, lo que pone en relieve la necesidad de adoptar medidas de prevención más eficaces».
LA PEOR CRISIS DE ADICCIONES DE LA HISTORIA
La fiebre de la «marihuana medicinal» que se ha legalizado en 23 estados norteamericanos (casi la mitad del país) y la «prosperidad» de esa industria, coinciden con lo que a finales del 2016, un informe de la oficina del Cirujano General de la Nación calificaba como una «crisis» de adicciones en Estados Unidos, que se caracteriza por una muerte por sobredosis de heroína cada 19 minutos, más de 27 millones de adictos a drogas ilícitas y medicamentos, así como 66 millones de alcohólicos. Según las estadísticas disponibles, «más de la mitad de los nuevos usuarios de drogas ilícitas se iniciaron con la marihuana».
El fenómeno originó que en octubre del 2017 el presidente Donald Trump declarara la «emergencia de salud pública» en el país por el uso de opiáceos, una sustancia cuyo consumo provocó la muerte de 64 000 personas en el 2016 y supone la peor crisis de consumo de drogas de «la historia de la humanidad». En los últimos seis años las muertes por sobredosis se han convertido en la causa más común de fallecimiento por lesiones en EE. UU., por encima de los accidentes de tránsito o las armas.
Si en Estados Unidos se llegó a esta situación –entre otras causas– por un sistema muy liberal de entrega de prescripciones médicas de opiáceos legales para tratar dolores crónicos, ¿adónde puede conducir la fiebre de la marihuana medicinal y recreativa?
El titulado Reporte del Cirujano General sobre Alcohol, Drogas y Salud, advirtió que de mantenerse las tendencias actuales, uno de cada siete estadunidenses enfrentará un problema con las adicciones en el curso de su vida, y estimó que el impacto económico anual combinado por el abuso de alcohol y la adicción de drogas ilegales asciende a 442 000 millones de dólares (el costo de la diabetes es de alrededor de 240 000 millones).
Para complicar el problema, muchos adictos no acuden a los servicios médicos o tratamientos por miedo, vergüenza o discriminación, mientras que otro porcentaje rechaza que su nivel de consumo de alcohol o drogas es un problema que requiere atención médica. Solo el 10 % de las personas con problemas de adicción recibe algún tipo de tratamiento, conforme algunos de los planes de cobertura médica no cubren plenamente ni las visitas médicas ni los medicamentos asociados con servicios de salud para adictos.
Afirma que más del 40% de las personas con una adicción sufren además de algún desorden mental, a pesar de lo cual menos de la mitad recibe tratamiento, tanto para la adicción como para el padecimiento subyacente.
Sobre el impacto social de la crisis afirmaba el documento que «los vecindarios y comunidades están sufriendo como resultado de la criminalidad y violencia asociada con el consumo de alcohol y drogas, abuso, descuido de niños, y el costo creciente relacionado con el abuso de sustancias».
FLORECIMIENTO DE LA INDUSTRIA Y DEL NEGOCIO
En este contexto, la industria no quiere perder un cliente ni un centavo. «A medida que aumenta el número de personas con tarjetas de inscripciones, crece nuestro negocio», dijo el administrador de una de las cuatro tiendas del Condado de Miami-Dade, que atiende diariamente entre cien y 115 clientes.
Señala The Miami Herald que un indicio aún más evidente del florecimiento de la industria es que se han efectuado ferias para ofrecer al menos cien nuevos empleos para los dispensarios, tratan de incrementar el número de médicos con el curso requerido para autorizar a los pacientes y la compañía de marihuana medicinal Grow Healthy fue comprada por una importante firma de Nueva York por 47 500 000 dólares.
Mientras se crean las condiciones para seguir recibiendo millones a costa de esos pacientes, los empresarios invierten cifras no determinadas para tratar de influir sobre los legisladores con el propósito de barrer lo que consideran «un obstáculo clave», pues la enmienda constitucional plantea que «las únicas» formas en que se permite el uso medicinal de la marihuana en la Florida es «en aceites, tinturas, aerosoles y comestibles».
Los magnates de este negocio quieren ampliar el universo de consumidores y consideran que para extender la industria y sus ganancias es imprescindible echar abajo la prohibición de la marihuana fumada. «Es solo una barrera, pero fundamental», según plantean, y por ello buscan influir en la opinión pública con todo tipo de sensiblería, partiendo del hecho de que para la mayoría de la gente en EE. UU., fumarla es la forma más familiar y que el uso medicinal fue apoyado por el 70 % de los votantes en la Florida en el 2016.
EL CANNABIS: DINERO CONTRA SALUD
Desde finales de los años 40 del pasado siglo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó a la conclusión de que el uso de cannabis (marihuana, hachís y aceite de hachís) era peligroso desde todos los puntos de vista: físico, mental o social. Más recientemente se les sumaron los denominados cannabinoides sintéticos (marihuana sintética o de laboratorio, aún más perjudicial).
Es llamativo que los medios de comunicación al servicio de los grandes beneficiarios del negocio hablan más de las supuestas virtudes terapéuticas de esas sustancias que los propios médicos, científicos e instituciones de salud estadounidenses o de otras partes del mundo. La propia información del diario The Miami Herald daba cuenta de la apatía de los galenos en cuanto a utilizar cannabis medicinal o a pasar el curso necesario para poder indicar su consumo.
Por ello es frecuente que se magnifiquen y tergiversen las informaciones al respecto, y se invada internet con mensajes favorables a la marihuana, la droga más producida, comercializada y consumida en el mundo.
A los mercaderes de este negocio no les importa la salud ni el futuro de sus clientes, les interesa el dinero y el presente. Anualmente, las ganancias de la industria de la droga en general supera los 600 000 millones de dólares y la marihuana es una importante mercancía, ya sea ilegal, legal o «medicinal».
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