El principal sospechoso de un atropello deliberado que causó este lunes al menos 10 muertos y 15 heridos en Toronto (Canadá, 2,6 millones de habitantes) fue detenido con vida por un agente de policía tras una compleja persecución. Alex Minassian, de 25 años, quien no estaba fichado por las fuerzas de seguridad, le gritó al policía durante el arresto: “¡Dispárame a la cabeza! o “Tengo un arma en el bolsillo”, según se escucha en una de las grabaciones, de la que se ha hecho eco el diario The New York Times. El temple del agente hizo que terminara rindiéndose y con las manos en alto. La Policía de Toronto ha felicitado al policía, que se ha convertido en todo un ejemplo de contención en un momento de caos.
En una de las grabaciones que ha trascendido se aprecia como el sospechoso usa lo que en realidad era un móvil como si fuera una pistola e intenta provocar al agente que se le está acercando para que le dispare. El ahora detenido simula en varias ocasiones que desenfunda un arma y apunta con ella al agente, que mantiene la sangre fría y no aprieta el gatillo a pesar de las provocaciones. El agente se negó a matarle y le dijo que “no importaba” que tuviera un arma. Después de pidió que pusiera las manos en alto y se tumbara en el suelo, una actitud que ha sido muy elogiada por sus compañeros.
“Estaba claro que el sospechoso quería ser ejecutado. Estaba buscando que un policía le disparara”, asegura Gary Clement, un antiguo superintendente de la Policía Montada de Canadá con 34 años de experiencia a sus espaldas, en declaraciones recogidas por Europa Press. “Diría que este individuo ha dado con el agente adecuado”. El jefe de la Policía de Toronto Mark Saunders cree que la actuación del agente refleja “el gran entrenamiento que reciben los policías”. “Se les enseña a usar la menor fuerza posible en cualquier situación”, ha añadido.
Que el sospechoso finalmente haya sido apresado con vida no es un resultado muy frecuente en situaciones de gran tensión similares, o en sucesos en los que ha habido numerosas víctimas, que en muchas ocasiones terminan con la muerte del sospechoso. Uno de los casos más cercanos en el tiempo, es el del autor material del mayor atentado terrorista en España desde el 11-M. Los Mossos d’Esquadra abatieron a Younes Abouyaaqoub, de 22 años, días después de atropellar a decenas de personas en La Rambla y causar 13 muertes, en una zona de viñedos de Subirats (a 50 kilómetros de Barcelona).
El atropello ha coincidido con la celebración en Toronto de la cumbre de ministros de Asuntos Exteriores del G7 (Alemania, Canadá, EE UU, Francia, el Reino Unido, Italia y Japón) que está tratando, entre otros temas, sobre el combate al terrorismo y contra el extremismo yihadista.
El extremismo yihadista ha utilizado el arrollamiento de personas en vías públicas como arma de terror en los últimos años. Ocurrió en los atentados de Niza y Berlín en 2016 y en Barcelona el pasado agosto, entre otras tragedias. Conforme avanzaron las horas, sin embargo, las fuerzas de seguridad canandienses seguían sin poder ofrecer un relato completo de lo ocurrido, por lo que no se puede establecer relación con el extremismo. Por la noche, el Gobierno canadiense señaló que el incidente no estaba conectado con la seguridad nacional, lo que parece despejar la posibilidad de un atentado.
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