La quinoa está de moda. No tenemos más que echar un vistazo a la infinidad de productos que la están incorporando como ingrediente, destacando su presencia en el etiquetado, aunque muchas veces la cantidad en la que esté presente en el producto final sea ridícula.
Este pseudocereal es una opción más si queremos complementar nuestros platos de comida con una buena fuente de hidratos de carbono y algo más de proteínas que lo que nos aportaría una ración de arroz o cuscús integral. Pero no se trata de ningún súper alimento, como nos la suelen vender, con el poder de transformar un producto insano en algo saludable por arte de magia.
Un ejemplo de esto último es el invento del chorizo con quinoa. Un producto que supuestamente ha sido diseñado con el objetivo de mejorar la calidad nutricional del chorizo de toda la vida. ¡Cómo si no hubiera otros productos en los que invertir tiempo y dinero para mejorarlos nutricionalmente antes que un embutido!
Un producto cárnico ultraprocesado, por mucha quinoa que le añadan como ingrediente, seguirá siendo un producto cárnico ultraprocesado. La OMS ya nos alertaba hace un par de años de que el consumo de carne procesada aumenta el riesgo de sufrir cáncer. Esta premisa debería de ser suficiente para no seguir invirtiendo recursos en la creación de embutidos saludables.
La Organización Panamericana de la Salud y la oficina regional para las Américas de la OMS, ha elaborado la clasificación NOVA de los alimentos según el grado de procesamiento o transformación que sufre el alimento durante el proceso de producción. El procesado de los alimentos tiene implicaciones directas en la salud de los consumidores, no es lo mismo por ejemplo, comerte una naranja a gajos que beberte el zumo de varias naranjas.
Los productos comestibles altamente procesados (ultraprocesados), como es el caso del chorizo (con o sin quinoa), son elaborados principalmente con ingredientes industriales y poco saludables. El ultraprocesamiento no tiene como objetivo crear alimentos más nutritivos o sanos, sino elaborar productos que duren mucho, sean apetecibles y sobre todo rentables.
La OPS/OMS, en la clasificación de los alimentos y sus implicaciones en la salud, nos informan de que:
“Muchos productos ultraprocesados se promueven y se ofrecen por mecanismos que son engañosos, pretendiendo imitar a los alimentos naturales o platos tradicionales, usando aditivos que reproducen aromas, sabores y colores. Por otra parte, a menudo estos productos se publicitan con imágenes y mensajes en la etiqueta o publicidad, para atraer consumidores, creando una falsa impresión de ser saludables, mediante la adición de vitaminas, minerales y otros compuestos, lo que permite a los fabricantes hacer ‘alegaciones de salud’, que son falsas.”
¿Por qué nos podemos encontrar productos etiquetados “con quinoa” con cantidades ridículas de quinoa? Pues porque la legislación lo permite y porque poner “con quinoa” hace que el producto en cuestión parezca más saludable de lo que en realidad es.
Las declaraciones nutricionales son esos anuncios que suelen ir en la parte frontal de los productos, en los que los fabricantes nos resaltan alguna característica del producto, como por ejemplo “bajo en grasas” o “alto contenido en fibra”. Están autorizadas solo unas pocas declaraciones nutricionales, pero los fabricantes pueden anunciar que su producto contiene un determinado ingrediente, como en este caso la quinoa (mientras que para ello no se establezcan condiciones específicas en el Reglamento 1169/2011). Por este motivo, nos podemos encontrar desde chorizos hasta chocolatinas etiquetadas “con quinoa” independientemente de la cantidad que contengan.
El consumo de productos ultraprocesados como la bollería industrial, las galletas y los embutidos está directamente relacionado con la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Estas enfermedades, junto con la obesidad y la diabetes, son las causantes del mayor número de muertes en la actualidad.
Es fundamental que las personas no solo sepan lo que tienen que comer en mayor o menor cantidad, sino que también conozcan que el grado de procesamiento (formación o transformación) que ha sufrido un producto puede disminuir su calidad nutricional y contribuir al desarrollo de enfermedades. Aunque nos lo anuncien como todo lo contrario.