La biomasa o peso en toneladas de las principales poblaciones de peces, incluyendo especies comerciales y no comerciales, ha disminuido un 34% en el Mediterráneo desde 1950 debido especialmente a la reducción del fitoplancton, base de la cadena trófica, y también a la mayor presión pesquera, según muestra un modelo de análisis matemático coordinado por investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona. La región occidental de la cuenca mediterránea y el Adriático son los sectores más afectados.
El modelo permite simular cómo los diferentes grupos marinos se ven afectados por los cambios en la productividad primaria (crecimiento de la biomasa del fitoplancton) en combinación con la presión pesquera (las capturas totales aumentaron un 189% hasta las postrimerías del siglo XX, aunque luego han disminuido gradualmente). “De hecho, ahora podemos predecir cómo evolucionará en un futuro la biomasa marina si modificamos los factores”, comenta a este diario la primera firmante del estudio, Chiara Piroddi, investigadora del departamento de recursos marinos del ICM-CSIC. El modelo matemático también abre la puerta a considerar otros factores antropogénicos como la contaminación o la llegada de especies invasora foráneas.
PECES DEL FONDO MARINO Y DEPREDADORES
Por grupos marinos, en el conjunto del Mediterráneo se observa una clara tendencia decreciente en el caso de peces forrajeros o que alimentan a otros peces (-34%) y, en menor medida, de peces demersales o que viven en el fondo marino (-14%). El descenso de la biomasa de las especies situadas en lo alto de la cadena, como focas y tiburones, se estima en un 41%.
Por el contrario, aumenta la biomasa de los organismos de menor tamaño que se sitúan en una posición inferior de la red trófica, previsiblemente “por una menor presión debido a que hay menos depredadores”, prosigue Piroddi. Los invertebrados, por ejemplo, han incrementado su biomasa en un 23%.
El estudio, que se ha publicado en la revista ‘Scientific Reports’, ha contado con la participación de colaboradores de la Comisión Europea e investigadores de diversas instituciones españolas, italianas, francesas y canadienses. “Es una prioridad europea -destacan los autores- conocer el impacto” de los diversos factores que afectan a la productividad marina. “Los modelos de cálculo están mejorando su capacidad para predecir dinámicas complejas”, insiste Paroddi.
Aunque analizar las causas del retroceso no era el objetivo del trabajo, los autores recuerdan que los ecosistemas marinos “de todo el mundo” se encuentran cada vez más presionados por una combinación de “factores antropogénicos estresantes” como la pesca intensiva y la acuicultura, la contaminación y la degradación del hábitat, la llegada de especies invasoras y el aumento de la temperatura por culpa del cambio climático. El Mediterráneo, escriben en ‘Scientific Reports’, “se ha definido como en estado de sitio” debido a las intensas presiones que sufre. “Sin embargo -añaden-, pocos estudios se han efectuado para cuantificar el impacto acumulado de estas amenazas sobre el ecosistema y sus recursos”.
Para validar el modelo matemático, los científicos han analizado datos anuales de biomasa y pesca de varias especies de organismos marinos durante más de seis décadas (1950-2011). Los datos provienen esencialmente de las bases de datos de la FAO y de artículos científicos. “Los primeros grandes estudios científicos sobre biomasa no se realizaron hasta los años 90 del pasado siglo”, dice la coordinadora del trabajo.
PEOR EN LA ZONA OCCIDENTAL
La reducción de la biomasa de peces y mamíferos no es tan acusada como la que han observado otros estudios anteriores, prosigue la investigadora italiana, pero esto es así “probablemente” porque en el nuevo modelo matemático se han tenido en cuenta todas las zonas del Mediterráneo, de este al oeste. De hecho, los contrastes son notorios: la mayor reducción de biomasa se registra en el Mediterráneo Occidental y el Adriático (un 50% menos), mientras que en el Jónico el descenso es de solo el 8%.
El estudio es el primero de este tipo que se realiza para el conjunto del Mediterráneo. Los resultados indican que tanto los cambios en la producción primaria como en la presión pesquera han desempeñado un papel importante en la dinámica temporal desde 1950 al 2010. Sin embargo, como explica Marta Coll, también investigadora del ICM-CSIC y coautora del trabajo, “el principal factor de cambio en el conjunto del Mediterráneo en este periodo ha sido la variación en la productividad primaria”.
Biodiverso, pero amenazado
El Mediterráneo, con unas 16.800 especies marinas descritas hasta la fecha, es el cuarto en la lista de los mares más ricos en diversidad, tras las aguas australianas, japonesas y chinas, aunque su riqueza es muy heterogénea (superior generalmente en su cuenca occidental). Sin embargo, como advirtieron Marta Coll, Chiara Paroddi y otros investigadores del ICM-CSIC en dos artículos publicados en el año 2010, englobados dentro del proyecto internacional Censo de la Vida Marina, la biodiversidad del Mediterráneo es también la más amenazada del planeta, por delante del golfo de México y la plataforma continental de China. Era asimismo la región con mayor número de especies invasoras, 637, buena parte llegadas del Mar Rojo a través del canal de Suez. La siguiente en la lista, la zona europea del océano Atlántico, tiene 245.
El periodico
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